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sábado, 3 de mayo de 2014

11 años es la edad en que los niños sufren más acoso escolar

 

11 años es la edad en que los niños sufren más acoso escolarNo es fácil tener 11 años. Diversos estudios revelan que los niños de hoy no sólo deben enfrentar emociones nuevas a esa edad producto del explosivo desarrollo hormonal del inicio de la pubertad, que se adelantó en al menos dos años. En el colegio, además, las reglas cambiaron: ya no hay un sólo profesor y surge la exigencia por ser más autónomos. Todo eso hace que el estrés aumente y los estados de ánimo cambien en cosa de horas.Esas son algunas de las razones que pueden explicar por qué esa edad coincide con los índices de violencia más frecuentes entre pares. Es lo que determinó el estudio “El malestar en la Escuela: Relación entre victimización, clima de aula y clima escolar”, de la U. Católica de Valparaíso que revela que el peak de agresiones se vive en sexto básico: a los 11 años.

La investigación consideró 4.869 estudiantes de 4º, 6º y 8º básico de la V Región, de colegios municipales, particulares y subvencionados. El informe establece que en 4º básico los niños que reportan haber sufrido una o más agresiones físicas y verbales en la última semana fueron 1.924 (suma de ambos indicadores). Esa cifra aumenta a 2.084 en sexto y disminuye a 1.767 en octavo.

Verónica López, psicóloga de la PUCV que participó en el estudio, dice que los resultados son coincidentes con otras investigaciones que revelan lo complejo de esa edad: una etapa de la vida donde la niñez comienza a quedar atrás, se conforman grupos del mismo sexo, se definen jerarquías de poder y surge la necesidad de definirse y resaltar. “Reaccionar agresivamente es una forma de llamar la atención. El sentido de afirmación está puesto en relación con lo que los otros piensan sobre ellos”.

El Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo Unesco Urealc, que midió clima escolar en 16 países de la región, muestra el mismo fenómeno: 6º básico es el curso donde más agresiones se reportan en todos los países y Chile lidera las cifras con el peor clima escolar de la encuesta en ese nivel.

Edad límite

El inicio de la pubertad en ambos sexos explica parte del problema, dicen los expertos. En el caso de las niñas, éstas tienen su primera menstruación a esa edad (11,87 años), según un estudio a 3.000 escolares, realizado por las universidades Católica y de los Andes. Mientras que la mayoría dice sentirse más descontenta con su cuerpo, según la Encuesta Nacional británica “Comprendiendo el bienestar de los niños”.

En los niños también comienzan los primeros cambios hormonales. En ambos, la glándula suprarrenal produce altas cantidades de cortisol, hormona del estrés, para generar un estado de alerta, lo que influye en que su ánimo sea más explosivo. “No tienen claro quiénes son ni qué piensan los demás sobre ellos”, dice María Isidora Mena, sicóloga educacional de la U. San Sebastián. “Al principio, en vez de preocuparse de construir su propia identidad sólo contradicen a los adultos y se preocupan mucho de si los valida el otro género”, dice. A eso se suma, luego, que se defiendan ante todo, lo que aumenta el malestar hacia los demás.

En su cerebro una serie de procesos hacen que actúen de un modo más emocional que racional. Si a la edad de tres años en el cerebro se han formado casi 1.000 billones de conexiones neuronales, a los 11 años, el cerebro comienza a deshacerse de las conexiones innecesarias para madurar. Proceso que se inicia desde la parte posterior hacia delante, madurando primero todas las áreas asociadas con las emociones y la afectividad. Por eso lo racional no es parte de sus respuestas.

Más exigencias

Los expertos dicen que también influye el hecho de tener que adaptarse a nuevos escenarios en el colegio. Ernesto Treviño, director del Centro de Políticas Comparadas de Educación de la U. Diego Portales, explica que en 6° básico los niños tienen distintos profesores para diferentes materias y los docentes esperan que asuman más autonomía y responsabilidades. Muy distinto, dice, a lo que ocurría en 4º básico cuando un profesor daba todas las materias, lo que facilitaba el seguimiento y seguridad de los niños. “Llevan dos años en esa lucha por encontrar su acomodo y si bien no han alcanzado su desarrollo, su identidad es más estable y la hacen notar”.

Rafael Salgado, psicólogo que trabaja en un colegio de Viña del Mar, dice que el 80% de los profesores aprecia el paso por 6º básico como el momento en que los niños que antes eran tranquilos comienzan con problemas de conducta. “Ya no se consideran niños y quieren tener una opinión propia. Pero se comportan como niños la mayoría de las veces. Es en ese escenario ambiguo en el que se eleva la agresividad”, dice.

Por eso, el clima dentro de la sala de clases es crucial para la contención o no del bullying. De hecho, la sicóloga de la UCV dice que “su estudio muestra una relación estadísticamente significativa entre el nivel de agresión entre compañeros y el clima escolar. La relación entre profesores y estudiantes y el ambiente en clases influye mucho”, dice.

Identidad y agresión

Como están en pleno proceso de construcción de identidad y autoconfianza, “están muy pendientes de las reacciones del otro, por lo que a la hora de la agresión saben cómo lograrla de forma más sofisticada y defensivamente que cuando eran más chicos”, dice Mena.

¿Qué pueden hacer los padres? Muchos de ellos suelen confundir cualquier reacción del entorno como agresión hacia sus hijos, pero hay que tener cautela. “En todas las etapas hay agresiones y hasta un cierto nivel es bueno que los niños aprendan a defenderse”, asegura la sicóloga de la U. San Sebastián.

Por eso, dice, lo ideal es que los padres les enseñen desde pequeños a enfrentar al agresor sin violencia y a respetar no sólo por obediencia, sino por empatía. Eso les permitirá medir y controlar mejor sus emociones cuando la pubertad arribe y tener mayor seguridad, lo que los protege tanto de sufrir bullying como de ejercerlo. ¿Si no resulta? El niño debe recurrir a profesores y padres, pero éstos últimos nunca deben intentar solucionar el problema por sí mismos, aunque sí buscar una

discriminación y rechazo de sus pares puede afectar negativamente el proceso de construcción de su identidad”, dice Mena.

Fuente: http://elpinguino.com/

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